El Ámbar es una resina vegetal fosilizada que se forma cuando los árboles sabiamente producen la resina como protección contra enfermedades e insectos, pero para el mundo de la Cristaloterapia es un cristal orgánico con maravillosas propiedades terapéuticas.
Alrededor del 58 AC, el Emperador romano Nerón, enviaba a un caballero romano en búsqueda de este "oro del Norte".
Como anecdótico podemos destacar que la esposa de Nerón, la Emperatriz Pompeya, admiraba tanto los resplandores dorados del Ámbar, que ordenó a innumerables sirvientes a crear un tinte para su pelo con ese tono.
Cuando emprendían largos viajes, tanto romanos como griegos, llevaban el Ámbar como protección.
Su nombre proviene del árabe, significando "lo que flota sobre el agua del mar".
El Ámbar tiene mucho valor en la Antiguedad ya que se atribuian propiedades místicas y mágicas, como por ejemplo el ser un poderoso talismán y remedio natural. Además fue la primera gema utilizada por el ser humano como objeto de adorno, culto y símbolo de buena suerte.
Los egipcios colocaban un Ámbar en el sarcófago de sus seres queridos para que sus dioses conservaran el cuerpo lo más íntegro posible.
Este maravilloso cristal un generador natural de energía, aportando luz en nuestro campo energético para el despertar espiritual.
El Ámbar es un poderoso limpiador y sanador de los chakras, y transmutando la negatividad ayuda a nuestro cuerpo a reequilibrarse y autosanarse.
Es un excelente sanador de los problemas del aparato digestivo.
También nos podemos beneficiar del aroma del Ámbar, ya que es una resina natural, pudiendo obtener este agradable aroma a partir de sahumerios o en varillas con dicho ingrediente, al cual se le atribuyen propiedades como convertir en realidad los buenos deseos, protección, atrayente de clientes si se coloca en un negocio, etc.